La rutina para los educadores


Esa varita mágica que hace lo imposible

Nosotros buscamos la conexión y la cooperación sin necesidad de dar órdenes.
La palabra rutina para los adultos a menudo denota aburrimiento y desidia. Cuántas veces tratamos de escapar de ella o nos quejamos porque nuestra vida está llena de momentos que se repiten. Sin embargo, la rutina para los educadores tiene una relevancia especial, es la varita mágica que convierte lo que parece imposible en magia diaria. Cuantas veces me han preguntado los papás en la escuela: ¿cómo lográis que estén todos tranquilos a la hora de dormir? ¿por qué se sientan la primera vez que les decís que vayan a su sitio a comer?

os desvelamos el secreto, no hacemos magia, construimos rutinas. Buscamos la conexión y la cooperación sin necesidad de dar constantemente órdenes. Establecer hábitos de higiene, alimentación y descanso son fundamentales, pero no solo en la escuela, sino en el hogar también.

¿Por qué es importante?

La rutina en la vida diaria de los niños les proporciona seguridad, confianza, favorece el aprendizaje, la cooperación y autonomía, actúa como indicador temporal y ofrece un marco de referencia. Entre los papas y mamas hay numerosas preguntas sobre alimentación, sueño o higiene y es raro que no hagamos alusión a la importancia que tienen las rutinas en la crianza y educación de vuestros hijos. Las batallas que lidiamos los padres a diario, por ejemplo, a la hora de irse a la cama se podrían resolver si hiciéramos siempre y cada día lo mismo para enseñar hábitos. Cuando los niños ya tienen edad para colaborar, una tabla de rutinas les puede ayudar a saber qué hacer en cada momento sin necesidad de acabar en conflicto.

¿Qué es una tabla de rutinas? Y, ¿qué queremos conseguir con ella?:
Una tabla de rutinas es una secuencia de imágenes que sirven de guía a los niños para saber qué deben hacer en momentos puntuales del día, por ejemplo, antes de irse a dormir. Con ellas podemos cambiar el “tienes que“ por “qué crees que debemos hacer ahora”. De esta forma, involucramos a los niños, tratando de conectar con ellos, fomentando su autonomía y cooperación.

Solo hay que tener visible nuestra tabla. Cogemos una simple cartulina con una secuencia de imágenes del propio niño, o con sus propios dibujos, lavándose los dientes, leyendo un cuento o cualquier cosa que hagáis con ellos a diario, servirá para lograr vuestro objetivo.

Podéis decidir entre todos los miembros de la familia cuales son los hábitos importantes que debemos tener consolidados cada día. La tabla debe de considerarse un elemento de reconocimiento para que el niño sienta el aliento de la guía y el apoyo del adulto.

No olvidemos nunca ser flexibles en su aplicación porque no todos los días son iguales. Basta con explicar a los niños que hay días especiales. Y por supuesto, tampoco os olvidéis como papas de escapar de la rutina, dar un poco de magia a vuestra vida y permitiros el lujo de buscar vuestro espacio. Esto será beneficioso para vosotros y, por supuesto, también para los niños.

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