VISO ESPACIAL: es la capacidad de ser creativo, de tener…
La Inteligencia Emocional es una herramienta útil y eficaz para desarrollar las habilidades necesarias para desenvolverse en la vida con éxito, tener unas relaciones sociales sanas y equilibradas, así como alcanzar crecimiento y bienestar personal, y ser más felices como consecuencia directa de todas ellas.
Por todo esto, cabe comprender que como padres, queramos la felicidad de nuestros hijos y para ello queremos compartir con vosotros aspectos a tener en cuenta para fomentar el desarrollo de la Inteligencia Emocional en los niños:
- En primer lugar, ayúdale a reconocer estados de ánimo, a poner nombre a lo que le sucede. Así, le estarás ayudando a identificar mejor emociones propias y en los demás.
- Acompáñale cuando tiene una dificultad, no para darle respuesta y solucionar los problemas por él, sino para que aprenda a escucharse e identificar las situaciones que han provocado la emoción concreta que le frustra o le angustia.
- Ofrecerle alternativas para gestionar mejor sus emociones, en lugar de que las controle o reprima, para que sepa que puede expresarse, pero de forma adecuada y sin dañar a nadie.
- Evitar expresiones tales como “siempre haces lo mismo”, “nunca escuchas”, “todo el día igual”, “nada te parece bien”… para referirse a conductas aisladas, que han provocado un conflicto concreto. Pues no debemos etiquetarles por comportamientos que suceden en un momento del día, si el resto de la jornada puede evaluarse como positiva.
- Ser un modelo comunicativo emocional y positivo para ellos, de manera que nosotros expresemos abiertamente nuestras emociones y estados de ánimo habituales.
- Mostrar empatía con nuestros hijos y saber comprender sus preocupaciones desde su mirada de niño, no restar importancia (“no pasa nada…”) y hacer una escucha activa, para que perciba cercanía y se sienta cómodo a la hora de compartir sus miedos e inseguridades.
- Permitirle decir NO. Poner límites o expresar aquello con lo que estamos disconformes, o sea ser asertivo, es muy positivo siempre y cuando no suponga herir a los demás y se haga adecuadamente y de forma adaptada a la situación concreta.
- Ofrecerle diferentes opciones para resolver conflictos, fomentando así su creatividad y flexibilidad antes los cambios.
- Hacer actividades en común y fomentar las que pueda realizar también con iguales. Usar juegos donde se acepten frustraciones (de mesa), en los que sea necesario respetar turnos o llegar a consenso, y aquellos en los que sea necesario trabajar en equipo para construir algo.
- Reforzar sus conductas positivas, elogiarle más por sus talentos, que criticarles y corregirles por sus errores.
El pilar más importante de un buen desarrollo de la Inteligencia Emocional en los niños es la autoestima. Sintiéndose fuertes, seguros y queridos serán capaces de afrontar cualquier reto de la vida con el que se encuentren. Dejémosles que sean niños y pongamos atención a “quiénes son”, más que en “qué hacen”… pues, lo que es más importante, es que estamos criando, educando y acompañando a personas en su crecimiento, no resolviendo problemas